LA PANDEMIA ES POLÍTICA

Nos acercamos a las siguientes elecciones en México en medio de una pandemia que no perdona ni discrimina, justo a la mitad de un conflictivo sexenio que ha denotado que el país claramente está dividido no solo por clases económicas, o por ideología sobre como tratar los asuntos de toda la población, sinó por la claridad de información con respecto a las problemáticas que enfrentan los distintos sectores de la población.

El drama político

Ostentando el apoyo de algunos medios informativos, estos conflictos han sido bien explotados por una muy molesta oposición tras su derrota electoral, provocando una cadena de malestar que se ha extendido gravemente en el país, provocando conflictos y desdeños sociales que han terminado por acentuar la clara división que existe.

Así siempre ha ocurrido, y tristemente siempre será parte de “la democracia” – los manejos políticos siempre se han basado en la división de intereses y la búsqueda del poder, sin embargo el tema de las redes sociales nos ha permitido observar el fenómeno magnificado: es casi imposible entrar a una red social sin llevarse tremendo desagrado al leer opiniones fanáticas y mal informadas sobre los sucesos que acontecen en México.

La sombra de un virus que ha azotado una parte significativa de la población mundial ha afectado gravemente la imagen que se tiene del gobierno actual, pero no podemos olvidar que muy probablemente una parte significativa de estos contagios provenga de actitudes provocadas por la casta política – principalmente la oposición – por su oportunismo político para golpear al rival a costa de la salud pública.

Por ejemplo la crítica que se ha hecho contra el Dr. López-Gatell – subsecretario de salud y encargado de lidiar con la pandemia – por una frase que emitió durante una conferencia de prensa: “el cubrebocas da una falsa sensación de seguridad”.

Al igual que con cualquier otro argumento que haya proferido, la oposición se aferró a convertir esta y tantas otras frases en blanco de deslegitimación, argumentando múltiples fruslerías basadas en una percepción ignorante y la malicia de la política, pues es bien sabido que esta consiste desde hace años en deslegitimar al oponente, en lugar de realizar propuestas que unan a los Mexicanos.

No podemos dejar el argumento original sin aclarar: “el cubrebocas da una falsa sensación de seguridad”. Es totalmente cierto. Las personas han recobrado sus vidas y las hacen tal como la hacían antes, solo que con cubrebocas y gel, pero pésimos hábitos sobre el manejo de fómites (objetos inanimados capaces de guardar unos días al virus, funcionando como foco de contagio) como el dinero, por ejemplo.

Y sin embargo, con el afán de deslegitimar al gobierno actual, muchos políticos – ignorantes por completo en temas de ciencia, salud, virología y epidemiología – se lanzaron a realizar acusaciones públicas en distintos medios, logrando cierto reconocimiento colectivo inconsciente de que parecieran “expertos en salud”.

Esa credibilidad que adquieren tiene un efecto ciertamente negativo CONTRA la población, pues a raíz de eso muchas personas dejaron de usar el cubrebocas, argumentando que los políticos tienen razón, y que si López-Gatell no es claro con lo que dice entonces es un ignorante y por ende no debemos hacerle caso, de paso desatendiendo las indicaciones que da la Organización Mundial de la Salud, que son en las que se basa el subsecretario de salud para emitir alertas y desarrollar un criterio.

Es sumamente dañino que políticos oportunistas atenten contra la salud de los Mexicanos con fines político-electorales, y totalmente injusto para los profesionales de la salud que están agotados atendiendo a las víctimas del SARS-CoV-2, muchos de ellos cayendo en plena guerra, sacrificando su vida para salvar a otros.

La idealización de los políticos

Entonces, ¿porqué permitimos que un grupo de politiquetes le de forma a la manera como afrontamos esta pandemia? Un general del ejército no puede provenir sinó del mismo ejército. Un encargado de desarrollo vial será Ingeniero. Un secretario de salud forzosamente será médico. Los puestos clave para infraestructura crítica del país suelen asignarse a personas con conocimiento epistémico sobre la materia, y no a cualquier político por una simple razón: se requieren profesionales de cada materia para afrontar los problemas con eficacia y eficiencia.

Y sin embargo le creemos más a un político que solo busca deslegitimar que al mismo encargado del manejo pandémico, que bien o mal, al menos es médico.

Al parecer a los Mexicanos nos gusta idealizar políticos, los vemos como poderosos seres que resuelven problemas, regalan dádivas, visten bien, ganan mucho dinero, viven en lujosas casas y se transportan en poderosos autos – todos pagados por nosotros a manera de impuestos – y comparados con la mayoría de la población, mucha de la cual ni siquiera aspira a un automóvil, terminan por lucir como auténticos emperadores que embisten gran poder de transformación.

También el elemento de la ayuda social y el paternalismo gubernamental. Cada vez que va un político con función pública asiste a alguna locación este se ve rodeado por una muchedumbre de personas pidiéndole solución a sus problemas locales, ellos prometen, tal vez resuelvan un par y la próxima vez las personas se acercarán a dar las gracias.

Esta actitud de “todopoderoso” se permea en las mentes de la población, produciendo una imagen que en realidad no concuerda con la verdadera actitud de muchos políticos con función pública o candidatos a la misma. Incluso inconscientemente queremos que nuestros representantes vistan como reyes para que otros países piensen que vivimos igual todos.

El problema es que idealizamos políticos. Los vemos con una embergadura que nosotros mismos podríamos darle a cualquier otra persona. Entendamos de una vez que los políticos no son expertos en todo, así que no son ellos en quienes debamos confiar para resolver nuestros problemas, de hecho se ha visto que en gobiernos locales trabajando en conjunto con la población, siendo esta última la que defina su solución y el gobierno quien provea los recursos, se ha logrado desarrollar zonas rápidamente y con bajo costo. Incluso la figura de tequio resulta sumamente útil para lograr resultados comunitarios.

…y sin embargo seguimos creyendo que el candidato Tal es quien tiene la solución para lo que necesitamos, siendo que solo nosotros que vivimos el problema local podemos saberlo. Dejemos claro que en muchos casos la imagen de ciertas figuras – como el mismo presidente – son solamente eso, simples figuras, modelos ideológicos con una voz, pero son las cámaras de Diputados y Senadores, además de los Gobiernos y Congresos locales quienes realmente gobiernan.

Mucho parte de nuestra costumbre de idealizar a las figuras públicas en general. Vivir en locaciones aburridas donde ni pasa ni una vaca de visita, o bien tener oportunidad de entre millones de personas de acercarse a una figura se vuelve una oportunidad única.

Mientras sigamos idealizando figuras públicas, seguiremos siendo víctimas de los políticos abusivos.

La política y el SARS-CoV-2

Lamentablemente el número de infectados y por ende de fallecidos crece cada día. Parte de la población ha desdeñado las indicaciones de salud y creen que con un cubrebocas pueden seguir con su vida tranquilamente.

Por otro lado los políticos lanzan aguerridas campañas y encuestas para ir perfilando las estrategias con las cuales pelearán por sus intereses, y se vuelve una imagen triste ver a un grupo de personas de partidos políticos agrupados con encuestas, deteniendo a las personas en la calle sin importar protocolos de seguridad pandémica con tal de cumplir su trabajo y lograr que su candidato ocupe un cargo público en el gobierno.

Los mítines no se quedan atrás, según con sana distancia, pero se ha visto que a la prensa no le importa ninguna distancia, y suelen agruparse o mejor dicho conglomerarse an un espacio sumamente pequeño para lograr la mejor toma y la mejor captura de audio. ¿y la audiencia? ¡peor! Con la emoción de acercarse al candidato ignoran por completo las distancias.

Son muchos casos ya los de servidores públicos que se han enfermado de COVID-19 no solo una, sinó varias veces, y aunque nuestra tendencia a la idealización nos haga creer que lo hicieron sirviendo a su patria, la realidad es que lo hicieron en muchos casos por arrogancia, por sentido de la impunidad, por ignorancia, por necios, o simplemente por creer que no les pasaría nada si atendían a un pequeño grupo de personas con cualquier motivo.

Al igual que el resto de la población, ellos están sujetos a ser víctimas del virus, sin embargo el acceso a caros servicios médicos especializados pagados por nuestros impuestos hacen la diferencia entre tener que encerrarse unos días a simplemente morir sufriendo en una cama del INSABI. Incluso hasta con este pretexto ellos se presentan como héroes, tal como lo haría Trump al recuperarse de la enfermedad.

Justo en este momento es cuando el poder le gana a la salud pública y a cualquier pandemia. Con los comicios que se avecinan la prioridad número 1 de los políticos es ganar cargos de función publica, por ende hacen lo imposible con tal de colocarse, arriesgando un mayor número de personas en su necedad por aplicar los tradicionales medios de campaña en una época donde nadie tendría porque salir a la calle sin ser una actividad crucial.

…y quien diga que es CRUCIAL hacer una campaña política presencial en una época donde se ganan las elecciones a partir de “likes” en redes sociales, es definitivamente necio, ignorante o simplemente no ha logrado modernizar su concepción de la comunicación en el siglo 21, y obviamente no le importa la salud, le importa el poder.

Y es que es cierto, si los políticos fueran verdaderamente conscientes del riesgo en el que ponen a los asistentes de sus mítines, trabajadores de campaña y demás, simplemente realizarían sus campañas de otra forma, sin arriesgar a su equipo ni a sus simpatizantes. También es cierto que de importarle al población a un político, este no los expondría a semejante riesgo.

La verdadera pandemia

El manejo político contemporáneo se ha vuelto otro tipo de pandemia, pues esta es global, se reproduce como virus a través de las redes sociales y porta un efecto dañino sobre la población. Generar malestar entre los habitantes a partir de la necesidad política de deslegitimar los actos que se realizan desde el gobierno para combatir al SARS-CoV-2, los consideremos eficientes o no, debería ser considerado como actos que atentan contra la salud.

Lamentablemente las leyes actuales no combaten a políticos y periodistas que emanan opiniones basadas en la ignorancia y la malicia, y la actuación de un gobierno que se ha mostrado tibio ante muchas problemáticas de percepción social y que no sabe anunciar sus logros provocan una mayor división entre los habitantes, lo cual conlleva a una desagradable y difícil situación donde los ciudadanos pelean por defender las posturas de su político favorito.

Y es que al presentarse como capaces de dar dádivas y resolver cualquier problema hace que la población los vea como superhéroes, siendo que son personas en muchas ocasiones no más preparadas que cualquier licenciado o ingeniero.

Hoy día la actitud política consiste en farfullar convincentemente enojados en contra del político opositor que destaque, olvidando por completo que la política debería ser todo lo contrario y buscar puntos de unión y acuerdo entre distintos sectores Mexicanos, vaya, hacer funcionar al país como una maquinaría bien aceitada, y no fragmentarla en pedazos buscando el momento para venderle engranes al país.

Cualquier político que busque pretextos para fragmentar al país debería ser calificado de traidor, y mucho menos merecería tener un cargo de función pública, sin embargo muchos de ellos se perfilan para invadir los curules de las cámaras, uniendo esfuerzos con quien antes fuera su enemigo con tal de quitar al actual régimen del poder, ¡y está bien!

…si dejamos de lado que la mayoría no están estrictamente apegados a la moralidad que profesan sus partidos, que los usan para capitalizar sus negocios con el erario público, para dar permisos, lograr contratos, someter a un enemigo, obtener algún beneficio o demás, en eso se basa la democracia. Es maravilloso que podamos tener oposición, pues la dialéctica le da sentido a la democracia.

Lo único que no es justo y sigue cobrando vidas, es utilizar el pretexto de la pandemia para golpear políticamente a uno u otro régimen, pues estas acciones cuestan muchas vidas humanas inocentes que confían ciégamente en lo que los políticos profesan.

Al final le pregunto a los políticos que aspiran a un cargo público en estas elecciones… ¿qué vale más para ti? ¿un votante vivo o uno muerto – azotado por el COVID-19? Por favor, se responsable con tu campaña y cuida la salud de la población, o ya por pura estrategia política: por favor cuida la salud de tus votantes potenciales.

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